martes, 10 de noviembre de 2009

En defensa de las economías regionales, de la Cámara Argentina del Maní.

Córdoba, Noviembre de 2009.-
A los Señores y Señoras
DIRIGENTES PARTIDARIOS, LEGISLADORES EN FUNCION y
LEGISLADORES ELECTOS PARA EL CONGRESO NACIONAL

Nos dirigimos a Uds. a los efectos de hacerles conocer la preocupación de la cadena manisera argentina por la falta de políticas de protección de las economías regionales.
La defensa de las economías regionales es un concepto que suele repetirse en los discursos. Tanto políticos como entidades lo mencionan, pero sólo se trata de mera retórica oportunista.
En el marco de esa realidad adversa, los maniseros argentinos –además- debemos soportar la discriminación y exclusión recurrente que soporta nuestra actividad por parte de autoridades nacionales y provinciales.
Como un simple ejemplo, podemos señalar que en enero último elevamos un petitorio a los Ministerios de Economía y de Producción a fin de que se revise la incomprensible discriminación y omisión de la cadena manisera en la Resolución Conjunta 38/2008 y 40/2008 que decretó la reducción del 50% en las retenciones a la exportación de productos de economías regionales. Hasta la fecha no obtuvimos una respuesta, pese a nuestras reiteradas presentaciones. Tampoco recibimos la debida atención y el firme acompañamiento que hubiera correspondido por parte de nuestro gobierno provincial, una actitud incomprensible tratándose de la economía regional emblemática de Córdoba.

¿QUE ES EXACTAMENTE UNA ECONOMIA REGIONAL?
Hay parámetros y definiciones que explican qué es y cómo funciona una economía regional, ya que este concepto a menudo es confundido, bastardeado o utilizado de manera espuria.
Una economía regional es una actividad productiva, que se desarrolla en una zona geográfica determinada, utilizando materias primas locales y/o procesos que son típicos de esa zona en la cual adquieren características específicas debido a condiciones –agroecológicas, humanas, ambientales o de otra índole-- que le son propias, y cuyos bienes o productos resultantes le confieren a la región una identidad diferenciada y reconocida.



¿QUE ES UN CLUSTER o ENCADENAMIENTO PRODUCTIVO?
Un cluster es, según Porter (1998), una concentración geográfica de compañías e instituciones en un campo determinado, interconectadas y que cooperan entre sí. El cluster permite a las empresas desarrollar ventajas competitivas a través de mejoras en un ambiente externo, en el que se potencian los esfuerzos individuales, y en el que se tienen más posibilidades de éxito que las situadas en un ambiente poco coordinado. Las relaciones entre empresas pueden darse a partir de la integración vertical, o por usar los mismos recursos e infraestructura. El cluster es la mejor expresión sinérgica de una cadena de valor, ya que implica una visión renovada de la importancia de la ubicación geográfica y las relaciones colaborativas entre empresas e instituciones del rubro. El cluster abarca los conceptos de cadena y de red, ya que se trata de un ambiente, en el que una cadena de
valor, convertida en red, puede expresar todo su potencial y su máxima capacidad competitiva(Zorraquin, 2005).

El cluster se asienta en cuatro parámetros fundamentales: proximidad, red, especialización e innovación.-
Sólo a los efectos ilustrativos, nos permitiremos referirnos al maní para dar algunos ejemplos de los atributos específicos que hacen a una economía regional:
a) la actividad manisera (producción primaria e industria) involucra más de 12.000 puestos de trabajo directos en más de 30 pueblos de rurales del sur de Córdoba, siendo en muchos de ellos, la única fuente de empleo, como por ejemplo, General Cabrera, Charras, Las Perdices, Ticino, Pasco, Santa Eufemia, Alejandro Roca, Hernando, Dalmacio Velez, Carnerillo, Las Junturas, y otros.
b) nuestras exportaciones destinadas a casi 70 países le aportan al país y a la provincia un ingreso de divisas superior a los 600 millones de dólares anuales, y podrían crecer en destinos y en volumen si estuvieran sujetas a condiciones arancelarias más favorables.
c) el efecto multiplicador de esta economía regional es genuino: el Complejo Maní Argentino reinvierte en su zona de origen la casi totalidad de su renta: maquinaria agrícola, respuestos, material de embalaje, transportes, equipamiento industrial, insumos fabriles y de laboratorios, etc, se producen en la propia zona manisera. El sector manisero es, además, uno de los que más invierten en investigación científica y transferencia de tecnología.
d) las localidades maniseras exhiben un desarrollo real, con desempleo cero, trabajo formal de alta calidad y buenos salarios, retención de los jóvenes en la zona de origen, y óptimo nivel de
escolarización;
d) el Complejo Maní es el único donde los productores están integrados eficazmente a la industria y a la exportación, formando parte de una cadena casi perfecta en su sinergia. A diferencia del resto de los sectores agropecuarios, los colonos maniseros están asociados en dos
grandes cooperativas, las que a su vez, poseen sus propias plantas industriales y sus propias operaciones de exportación, o bien, en otros casos, mantienen convenios asociativos con las empresas industriales.
e) la sinergia organizacional y productiva de la cadena manisera argentina es única y ha sido tomada como ejemplo por organismos internacionales como el Banco Mundial (Documento 39 del Departamento de Desarrollo Agrícola del BM –Washington, Enero 2008- “Barrier, Catalyst or Distraction”).
f) el Complejo Maní no exporta commodities ni granos primarios, sino manufacturas, es decir productos industrializados con alto componente de valor agregado: maníes de confitería, pasta y manteca de maní, aceite, harina y pellets de maní.
g) el Complejo Maní lanzó la primera “marca provincia” de la historia en 2007, en la Snackex de Barcelona y su promoción continúa en las grandes ferias alimentarias del mundo (SIAL París, SIAL Shanghai, World Food Moscú, Anuga y otras). La Denominación de Origen Certificada “Maní de Córdoba” es un sello de calidad apreciado y reconocido por los consumidores más exigentes del mundo.

DESPLAZAMIENTO Y EXTINCION
Las economías regionales de nuestro país vienen desapareciendo ante el avance continuo e irracional de la soja, sin que nuestras autoridades hayan reaccionado apropiadamente. La soja es hoy el cultivo más rentable y un excelente negocio. Con toda razón, los productores abandonan sus cultivos tradicionales y se dedican cada vez más a sembrar soja.

Los dueños de campos se niegan a alquilar tierras para cualquier cultivo que no sea soja. El lamentable y a menudo irreparable saldo de esta realidad es la extinción de numerosas actividades productivas locales, el cierre de pymes que generan empleo genuino en zonas apartadas de las grandes ciudades y el abandono de pueblos del interior que ven morir a sus producciones típicas.
Otras consecuencias visibles son la devastación de los recursos naturales, el desmonte descontrolado, la imparable expansión del monocultivo en todas las tierras arables de nuestro país.
Décadas atrás la zona manisera comenzaba a menos de 100 kilómetros al sur de la capital y se extendía aproximadamente unos 200 kms. hacia el sur del territorio provincial. Al comenzar el auge de la soja, nuestros cultivos fueron desplazados de su zona tradicional.
A menudo quienes no conocen de la materia argumentan que la causa de este desplazamiento radica en problemas agronómicos del propio maní. El argumento es totalmente malintencionado y falaz: los problemas de enfermedades fúngicas que ocasionaron daños en la zona central manisera fueron superados hace más de una década y está cabalmente comprobado por numerosos estudios de máximo rigor científico que se puede volver a sembrar maní en la zona central que fuera tradicional para esta producción.
La solución de éstos y muchos otros problemas vino de la mano de las Buenas Prácticas Agrícolas, en cuya implementación el sector manisero es pionero en el mundo. Poco divulgados y casi desconocidos por quienes son ajenos a esta economía regional, los sistemas conservacionistas que se aplican en la producción manisera argentina son tomados como ejemplo por casi todos los países productores de maní del mundo, incluso por quienes otrora fueran nuestros modelos: los farmers norteamericanos.
Nuevas variedades resistentes a enfermedades y de ciclo corto, siembra reducida y siembra directa, rotaciones sustentables, manejo integrado de plagas, seguimiento con “historia clínica” de cada lote, mecanismos de protección de suelos y un programa de monitoreo de residuos de plaguicidas que está en vigor desde 2006 son los pilares de las BPA que se respetan rigurosamente en la producción manisera argentina.
La sustentabilidad agroecológica del cultivo de maní es fruto de muchos años de investigación científica, desarrollada por diversas unidades del INTA, las facultades de agronomía y ciencias químicas de la UNC y la UNRC, el CEPROCOR, el Centro de Ingenieros Agrónomos de la Región Manisera y la Fundación Maní Argentino. Dicha sustentabilidad también se debe a los programas de capacitación y de transferencia de tecnología a los productores y a la responsable labor de divulgación y concientización de la industria.
No obstante, hoy los cultivos de maní empiezan en la zona donde antes finalizaban y se extienden hasta el norte de La Pampa y San Luis, muy lejos de donde están situadas nuestras plantas industrales y en una región de enorme riesgo agroecológico por cuanto no cuenta con la combinación de suelos y clima más apropiada para este tipo de legumbre. Como consecuencia de haber sido el maní desterrado de su zona típica, nuestros costos se incrementaron exponencialmente: entre otros graves problemas logísticos, uno de los más severos es que ahora hay que traer la materia prima desde distancias que a veces se extienden hasta 300 kms.
Así también, como consecuencia de la crisis global y la sequía, pero fundamental y
esencialmente, de la falta de políticas de estado, nuestras exportaciones cayeron 30% en el último año y este año, la caída podría ser mayor.
La disminución de la siembra igualmente se estima en un 40%, con lo cual, la pérdida de mercados y posicionamiento en el comercio internacional es una amenaza inminente. De persistir este escenario, muchas de nuestras empresas industriales y los últimos 2000 productores maniseros que permanecen fieles al maní podrían sufrir daños irreparables.

Una nación que no defiende sus economías regionales termina destruyendo su diversidad
productiva, y con ella, un valor estratégico irremplazable.
Por ello decimos que es crucial establecer políticas de estado que apunten a lograr una producción sustentable --en el marco de esquemas responsables—y que la sustentabilidad no debe ser entendida únicamente desde lo económico, sino que debe contemplar aspectos sociales y ambientales.
También decimos que producir y exportar soja es importante para Argentina. Nuestro país debe seguir produciendo soja, pero no de modo irresponsable y devastador, y mucho menos, al precio de desplazar o destruir las economías regionales.
Por todo lo aquí expuesto, invitamos a nuestros dirigentes y a nuestros representantes parlamentarios a que trabajen para salvar a las economías regionales de Argentina y a los pueblos que de ellas dependen.

Beatriz Almada Ackermann
Directora Ejecutiva de la Cámara Argentina del Maní

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